05.07.2013 | 23:16
Carles Barceló valencia
Levante, Valencia
El Jimmy Glass, un local experto en aprovechar sinergías, se apuntó un nuevo tanto al traer por primera vez a Valencia (salvo error u omisión por mi parte) a la cantante de Florida Carmen Lundy, aprovechando su gira española, su parada en el Festival de Peñiscola y su presencia en el Seminario de Jazz del Palau de la Música. Además no se presentaba la vocalista con un grupo cualquiera, sino con un cuarteto de escándalo, liderado desde la batería por un Ralph Peterson (ex Messenger) pletórico de forma y fondo. La Lundy, nacida en 1954, venía al Jimmy con la etiqueta de un estilo vocal similar al de Sarah Vaughan, una de las referencias explícitas de la cantante. Este estilo, técnicamente irreprochable, se mezcla junto a un desarrollo compositivo de cosecha propia. No se basa, por tanto, en standards y, por lo escuchado en sus últimos discos (especialmente el último, Changes, de 2012), el resultado se antojaba desigual, con unas composiciones someras y unos arreglos recargados. Sin embargo, afortunadamente, no fue esa la propuesta que llegó a escucharse. La Lundy, en corto y en cuarteto, cantó un concierto fantástico, salvaje, racial. Con amplias dosis de buen scat y un genial sentido del show, se metió al público en el bolsillo con un facilidad insultante. El material para trabajar, sus propias canciones, era el mismo y seguía sin ser el mejor, como tampoco el sonido, pero gracias al buen deshacer de Peterson, Hall y, como no, Wonsey, e, insistimos, a la ausencia de arreglos, se despejaron todas las dudas. Sin duda, estamos ante una cantante que se crece en el directo y que mejora cuanto más directo es el estilo.